El éxito tiene que ver con conseguir uno o varios logros. Llegar a un objetivo. Seguramente el grado de éxito se puede valorar comparando el resultado obtenido con la meta fijada. Eso es lo que puede diferenciar al éxito del fracaso. Aunque, claro, hay que saber que no se puede triunfar siempre y en cada uno de los aspectos de la vida. Y que de los fracasos también se aprende.
De cualquier modo, es innegable que las personas buscan el éxito y la felicidad, aunque no necesariamente en ese orden.
“¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero! ¡Pero cuestan tanto!.”
Groucho Marx
Spencer Johnson, con su libro “Quién se ha llevado mi queso” nos abre la cabeza con una fábula, que puede parecer sencilla, pero que encierra muchas verdades de la vida moderna.
La historia gira alrededor de dos ratoncitos y dos liliputienses que están en un laberinto, donde el queso es el alimento y el “premio”. El laberinto es una metáfora del mundo real y los personajes son muestras claras de personalidades que reflejan como se maneja la gente ante determinadas situaciones.
Un libro de pocas páginas, pero mucho contenido para la reflexión, que se ha vendido muy bien en todo el mundo.
El mensaje que entrega Johnson puede ser tan universal que es posible aplicarlo en el trabajo o en la vida cotidiana. Aprender a moverse dentro de las nuevas realidades que nos entrega nuestro entorno, ser abiertos ante la necesidad de cambio y por sobre todo no creer que tenemos el futuro asegurado, durmiéndonos en nuestro laureles.
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